El Balcón
No creo que jamás vuelva a disfrutar de un balcón como el de
mi casa en Cuba y no es sólo la nostalgia lo que me mueve a esta
declaración. Aquel es un balcón en un 6to piso, que da la vuelta al apartamento,
frente por frente al malecón de La Habana, desde donde se puede alcanzar a ver
el Morro en el extremo este. Hacia el oeste, la vista se pierde donde el mar se
une con los edificios que visten la costa habanera. Un balcón desde donde vi
innumerables veces emerger del horizonte la luna redonda y amarilla, que luego
subía lentamente dejando su reflejo plateado en el agua. Vi los barcos que
llegaban de ultramar entrando a la bahía. Vi la furia del mar y del viento
durante los meses de ciclones y tormentas. Vi mágicos amaneceres y atardeceres
porque era una vista panorámica que nos ofrecía ese lujo.
Pero esos son sólo recuerdos. En la nueva vida que inicié en
este país hace casi 40 años, nunca había vuelto a disfrutar de un balcón hasta
que me mudé a donde vivo ahora.
El balcón del 4to piso.
Mi nuevo balcón está muy lejos de tener la bella vista del
malecón habanero, pero balcón es balcón. Desde mi balcón puedo ver al amanecer,
porque está orientado hacia el este. También puedo ver la ajetreada autopista,
los techos de tejas españolas del condominio colindante y el patio del colegio
de kínder (así como los patios de los “townhouses” vecinos). También se observa
parte de las áreas verdes de mi edificio, el hermoso cielo de Miami con su
caprichoso y variable juego de nubes y el vuelo de palomas, cuervos
parlanchines y otros pajarillos que también nos visitan con frecuencia dejando
sus huellas sobre la baranda y las sillas de exterior. Y desde este modesto balcón
he podido presenciar y fotografiar la belleza de un arcoíris completo.
Todas las noches dedico unos minutos a observar el cielo
desde mi balcón. En estas noches de junio he podido apreciar la presencia de
una estrella muy brillante y aparentemente cercana. Me impactó tanto que investigué
un poco y conocí que se trataba del planeta Júpiter que, junto con cuatro de
sus lunas, se ha podido apreciar sin telescopio durante este mes gracias a su
acercamiento a la tierra. (Detalles de este fenómeno pinche aquí)
Por todas estas razones y porque ayuda mucho a mi claustrofobia,
agradezco disfrutar de nuevo de un balcón. Los balcones son ventanas al mundo
mucho más amplias.
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