Crónica del Viaje a Labana. Parte XIII. La Recepción

Después de un rato de saludar y recibir enhorabuenas, los novios partieron a hacerse fotos en lugares bonitos y el resto salió para el lugar donde se realizaría la recepción.

Como ya les conté, la recepción era en un restaurante discoteca llamado El Bosque, ubicado en Nuevo Vedado, detrás del Bosque de la La Habana y cerca del Zoólogico.

Al llegar nosotros a El Bosque, ya había bastante gente allí. Me sorprendió ver a todo el mundo afuera, sentados en los banquitos de hierro que había en la terraza. Algunos estaban de pie conversando. La puerta del salón estaba abierta. Me sorprendió mucho todo esto, pero lo que no me sorprendió nada fue la razón de esta escena.

La peor pesadilla de una novia habanera se había materializado de pronto. APAGON.

No, perdón, sucedió algo que allí “nunca había pasado”, según el manager del lugar. Explotó un transformador de la luz.

Mucho mas pior ¿no? ¿Y ahora quien nos va a salvar?
Yo me dije, si fuera una apagón pues, ya sabemos que la luz vendrá en una hora o dos. Pero algo que se rompió…eso podría durar hasta no se sabe cuando.

Yo aproveché para tirar un poco de fotos en el local decorado antes de que la total oscuridad me lo impidiera. Por suerte no había mucho calor, aun no había oscurecido y milagrosamente tampoco había mosquitos, o al menos yo no los sentí.

Luego salí a sentarme con mis primos, Manolo, Teresa y la China de Manolo. También estaban Anolan, Norita, amiguita de los años que sólo pude ver ese día, mis sobrinos Roly con Merche y Chili con su la sobrinieta Laurita y el novio de ella. Maritza y Andy ya habían llegado con Nora, la mamá de Faty y su precioso nieto Carlitin. Lamentablemente se tuvieron que ir porque entre la loma aquella y el disgusto del apagón, a Nora comenzó a faltarle el aire y Carlitin se la tuvo que llevar. No fue nada grave, ella padece de eso, pero se perdieron la fiesta que sobrevivió al apagón inesperado.

Al poco rato llegaron los novios y cual no sería la carita que puso mi pobre China cuando nos vio a todos regados por la terraza, como trapos en habitación de adolescente.

Pero ella no perdió su aplomo y después de asegurarse que se estaba haciendo lo posible por arreglar el transformador o lo que fuera, se dispuso a saludar y conversar con los invitados.

Tengo que reconocer que lo arreglaron mas rápido de lo que me imaginaba. Quizá estuvimos una hora en ese trajin, que en cualquier otra boda es lo que más o menos la gente espera antes que lleguen los novios. Claro, faltaban los cócteles y los Hord D’oeuvres…pero sobraba la alegría asi que…asumimos.

Cuando se hizo la luz entramos, prácticamente en estampida a ocupar las mesas y a tomarnos una cerveza o lo que se le pudiera echar mano. Había hambre y sed, como es natural. Pero antes comenzó la presentación y la tiradera de fotos de los novios con sus amigos y familiares.

Después de cuarenta mil fotos, comenzó la música y el movimiento.

Mis piernas hinchadas (no sé si por la sal de las comidas, porque desde que llegué allá se me hincharon y no se me bajó la hinchazón hasta que llegue aqui) no me impidieron mover el esqueleto a todo lo que me daban mis chillonas bisagras.

Bailé salsa, merengue rumba y reggeaton. Yo hubiera preferido que tocaran mas música cubana pero bueno…ellos tocaron lo que les gusta más a los jovenes y bueno…pues eso mismo.

Para mi lo más divertido de la noche fue salir con mi primo Manolo, que es un comediante natural, Roly y Maritza a buscar una botella de ron en la esquina. La bebida de la fiesta era cerveza y Roly quería ron. Ellos te vendían las botellas allí pero el doble o el triple de caras que lo que costaban en la esquina. Así que arrancamos para el timbiriche más cercano y allí estaban que se botaban. Compramos como tres, aunque no nos tomamos ni una entera. En otra época tres hubiera sido poco para aquel piquete, pero ahora…éramos todos unos alardosos que con un par de tragos la acidez no había que la aguantara. Chorro e’ viejos que somos ya. Pero nos divertimos en esa escapadita, porque Manolo no paraba de decir cosas cómicas, Roly se arrastraba de la risa y Maritza igual y yo…pa’ que decir.

Antes de irnos ya habían repartido unos platicos que yo creía que era el buffet completo de la fiesta. Consistía en un par de croqueticas, un slice de pizza, un par que cangrejitos (pastelitos chiquitos rellenos con chorizo) y una ensaladita de pasta, que aunque es lo más sencillo del munco (fideos con mayonesa) a mi me encanta. El plato me pareció flojo, pero todo estaba rico asi que me lo comí con gusto. Pero cuando llegamos de salir a buscar el ron me sorprendió un sabroso olor a pollo frito y cáete para atrás, estaban repartiendo la comida. Lo otro era como el aperitivo. La comida era un par de postas de pollo, congrí y boniato frito. Todo estaba riquísimo. (Nada de dieta, por supuesto)

Seguimos bailando, comiendo, bebiendo y divirtiéndonos hasta que se acabó aquello, sin que sucediera ningún percance desagradable.

Haca mucho tiempo que no veía una fiesta donde la gente se divirtiera tanto. Los que estabamos allí teníamos mucho que celebrar. El casamiento y la felicidad de la China que es una niña adorable que todo el mundo quiere, mi reunión con la familia y los amigos después de muchos años de separación, la visita también de mi sobrino Roly, para sus hermanos, su padre y sus tías, el reencuentro con mis ex cunados David y Rolando que no veía desde hace 28 años y además, que a pesar de los achaques y las metroclopradimas que todos tenemos que tomar, aun tenemos salud.

El Nene pego un brinco cuando alguien exploto un globo (final de la fiesta)

Al día siguiente los novios tenían que partir para su luna de miel en Varadero. El Chino y la Chinitica también iban a pasar un par de días antes de regresar a Canada. Y Maritza, Andy, Lili, Tommy, Paola, Tatiana y yo nos enganchamos también.

Aquí los dejo hoy con unas imágenes que pude captar de
La Recepción de la China y el Nene.