Yo no sé si es por los recuerdos infantiles de los muñecones de los carnavales habaneros, circa 1965, 66, por allá...el caso es siempre me han fascinado las, "mascots", o mascotas. Estos son personas disfrazadas de un personaje que identifica un equipo deportivo, o una organización, o un producto.
Y no es que me solidarice con el trabajo que pasa esta pobre gente cargando esos disfraces tan pesados y calientes, que sofocan y hasta provocan desmayos bajo ciertas circunstancias, sino que, tan pronto veo uno cerca de mi, mi cerebro se pone en pausa, rebobina y no para hasta los cuatro o cinco años.
Ojalá nadie me esté mirando en el momento que me encuentro con una de esas mascotas porque realmente me idiotizo. Lo que yo veo en ese instante no es un tipo pasando calor metido dentro de aquel pesado disfraz sino el conejo de Energizer, o el pez aguja que identifica a Los Marlins de la Florida, o el que sea, saludándome a mí, feliz mortal. Y en vez de sonreír normalmente como todo el mundo, me quedo como una boba saludándolo con la mano y riéndole las monerías que haga, sin moverme del sitio hasta que uno de mis hijos, o quien vaya conmigo, abochornado, me de un empujón que me saque del trance.
Por eso, a éste, que ayer estaba haciendo su labor en las afueras del supermercado de mi vecindario, promoviendo la apertura de una oficina con servicio de correo, le tiré un foto, le di un beso y por poco me lo llevo pa’ mi casa.
4 comments:
A mí también me gustaban mucho. Estos son más módicos, yo los recuerdo en la época de los 80, cuando los hacían con una expresiones en la cara que había que morirse de risa.
En Oriente teníamos también las "talúas", chicos vestidos de diablos con vejigas infladas que iban repartiendo vejigazos a diestra y siniestra. "Talúa, siete tarros, tu madre es un cacharro!" gritaba la gente, y ellos los perseguían.
Parecen recuerdos de otro mundo...
Yo también los recuerdo con mucho cariño, iban bailando con pasos torpes y sus cabezotas inmensas y se acercaban a las orillas de las aceras para hacer una reverencia... en mi imaginación infantil los fantaseaba "enanos gigantes" pues el moropo no les compaginaba con el cuerpo. En fin, qué recuerdos. Gracias por este delicioso instante y un saludo para la niña irremediable que te habita.
Qué lindos e instructivos comentarios. Gracias a las dos.
http://elquimbomboverde.blogspot.com/2013/07/munecones.html
A mi también me encantan
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