Desde que tía se emfermó y cayó en el hospital me corresponde la tarea de atender a sus cuatro perritos, Rocky, Degan, Sean y Kelly. Es una familia de French Poodles. Rocky y Degan son los padres.
Todo empezó cuando Tía. que compró a Rocky por allá por el 98 comenzó a pensar que el perrito se le estaba poniendo viejo y que ella quería tener un hijo de Rocky. Estuvo unos dias haciendo esos comentarios y de pronto, llego un dia a su casa y me encuentro que se habia comprado una perrita de la misma raza y casi el mismo color, para echar a Rocky y quedarse con un cachorrito.
Si me hubiera consultado le hubiera dicho que podiamos buscar alguien que tuviera poodles y echar a Rocky, pero ....cuando llegué ya todo estaba hecho. Ahora tenía dos perros con la esperanza de tener un tercero.
Corría el año 2007. Degan vino enferma del Pet Shop donde ella la compró y los primeros dias pasamos un susto pues creimos que se iba a morir. Tuvimos que correr con ella para el Vet, quien le rescetó algunas medicinas y nos dijo que con eso debería mejorar y nos cobró unos cuantos pesos, como es natural. Asi fue. Pronto se puso bien y en la segunda menstruación canina el viejo Rocky demostró que todavia tenia "mojo" para rato. Degan quedó embaraza en un santiamen.
En el momento del paritorio Degan no necesitó mucha ayuda, parió sola bajo la observación de Tia y la mía. Le compré una caja plástica de esas grandes para poner sábanas y cosas debajo de la cama y una toalla de playa para hacerle un colchoncito y que Degan pudiera estar ahi amantando a sus CINCO perritos. Después de nacidos mi hija y yo hicimos lo que mi amigo Mario me había recomendado: Amarrarlea cada uno el rabito con una liguita bien apretada para que lo soltara solo. Asi es como los Poodles tienen el rabo mocho. Parecia una tarea fácil, pero mi hija no lo supo hacer bien, y los dos que ella le puso la liguita se quedaron con el rabo largo, porque a ella le dio pena apretar tanto.
Cuando llegó el momento, más o menos a los dos meses del parto, con dolor de su alma y casi a gritos, Tia vendió uno. Mas tarde, obligada por mi, y de nuevo a grito pelao, regaló dos más. Los últimos dos que quedaban no hubo fuerza celestial o terrestre que la hiciera deshacerse de ellos. Uno era el varón que ella siempre había querido tener y la otra era tan cariñosa y amorosa que bue....se quedó también. Por cierto, los dos que quedaron eran los del rabo largo.
Asi han crecido estos perros, requete malcriados por la Tia, siempre dentro de la casa porque ella no puede caminarlos en la calle - gracias que siempre ha tenido un buen patio para que corran y ejerciten- y adorándome a mí porque soy la visitante que más frecuenta la casa y la que les trae la comida y los atiende siempre que ella está enferma.
By the way. Ella está mejorando mucho. Sigue en el Centro de Rehabilitacion donde le dan terapia para recuperar fuerzas y le suministran sus medicamentos. Al parecer pronto regresará a su casita y a sus adorados perros por los que suspira día a día.
Kelly se asoma a la ventana cuando llego y cuando me voy.
4 comments:
Ay Patri!!! qué lindos están!!!!
Nosotros tenemos una gris, se llama Kira y nunca ha tenido hijitos. Me alegro de que tu tía se esté mejorando.
Lulu
Gracias Flaqui. Los perritos estan lindos, si, y la tia cada vez mejor. Un beso grande.erli
Esto es una historia de perros!
eh? duh...
Hey Mack! Quieres uno?
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