Tuesday, May 27, 2008

Crónica del Viaje a Labana. Parte VI



La primera noche que pasé en Labana pensé que no iba a poder dormir bien. Creí que iba a extrañar mi cama, mi aire acondicionado, mi televisor que me arrulla con el último programa que alcanzo a ver y el ladrido de mis perras a cuanto gato sienten o ven por la puerta de cristal que da al patio.

Me equivoqué porque dormí a pierna suelta. No sentí calor porque mi hermana tiene un ventilador frente a la cama que refresca bastante. Tan pronto decidimos acostarnos, que no fue muy tarde porque ya no podemos descargar hasta las mil y quinientas como hacíamos antes porque las dos nos quedamos rendidas en medio de la conversación, puse la cabeza en la almohada y lo próximo que supe es que eran las 8 de la mañana.

Me despertó la claridad. La ventana de persianas de madera del cuarto de mi hermana, permanence abierta toda la noche para que la brisa ayude al ventilador en su tarea de refrescar el ambiente. Por la mañana el sol te da el de pie…a veces uno lo ignora y sigue echando, pero a las 8 de la mañana ya no había descansado todo lo que tenía que descansar.

Antes que los muchachos se despertaran Tata y yo hicimos un recorrido por el recuerdo. Ella sacó fotografias viejas, algunas que yo misma había olvidado. Entre ellas encontré esta de cuando Tata y yo teníamos como 10 y 12 años, con el primo Uso (nombre que le puso papá que le ponía nombrete a todo el mundo).

También encontré esta fotico de mi mami cuando era casi una niña





y esta otra, tambien muy joven, pero ya dentro de su carrera artística como cantante de música flamenca



Y también esta foto gastadita pero tan valiosa de la familia entera...los cuatro juntos.






Cuando todos se despertaron desayunamos con las consabidas arepas. Antes también yo había hecho algunas llamadas a personas que tenían mensajitos de sus familiares.

El primero en venir, fue el pintoresco Kikito, el padre de un amigo de Miami.
Kikito tiene 80 años, y yo quería ver si le podía llevar su paquetico cuando rentáramos el carro. Así se lo hice saber y el me dijo que no hacia falta que el venía a buscarlo. Le di la direcciún y el me dijo que venía lo mas pronto possible porque quería ver la pelota que comenzaba a las dos.

Tengo entendido que Kikito vive por allá por el reparto Coli (o Koli, o Collie, o como sea) en Nuevo Vedado y yo no me pude imaginar que el hombre fuera tan rápido.

Apenas había terminado de comerme la última arepa cuando se me ocurrio asomarme al balcón, por si el señor llegaba mandar a alguien a abrirle la puerta de abajo. ¡Y que puntería la mia! Ahí mismo, en la acera de enfrente, divisé un viejo deportivo de cabello blanco al que inmediatamente identifiqué como Kikito, nada más que por la actitud y su espíritu juvenil sobre el que ya me amigo me había puestosobre aviso.


A Kikito le causó impresión la vista del balcón de la casa y aproveché para tirarle una foto para el recuerdo del viaje. Después de conversar un ratico se fue rápido para no perderse su pelota.





Después de la visita de Kikito la primera en llegar fue mi queridísima amiga Anolan. La conozco hace 40 años. Sus tres hijos (dos niñas y un varoncito) fueron los bebes que mi hermana y yo cuidamos cuando éramos adolescents y con los que cargábamos para todas partes…hasta para las escuela.

Anolan siempre fue muy simpática. Es una santiaguera que le hace honor a su tierra, bailadora, musical, alegre y jodedora. Ella es como una hermana mayor para nosotras, de hecho sus hijas nos dicen “tía”.

Anolan sigue igual, con los achaques normales de esta segunda juventud que estamos viviendo. Pero mientras mi hermana se ha concentrado en identificar el sabor de cada cosa comestible que caiga en sus redes, y yo casi igual y otras pues, se concentran en otras cosas, Anolan se ha concentrado en identificar con nombres y apellidos todas las partes del cuerpo que alguna vez le han dado algun problema, el nombre de la enfermedad que la aqueja, y el nombre científico del medicamento recetado para cada mal. Y como ese campo es tan extenso, no importa qué tema de conversación acapare la atención en un momento dado, Anolan siempre se las arregla para desviar el tema hacia la medicina y con la misma te suena el nombre de una parte del cuerpo desconocida para ti, como por ejemplo, el día que se le presentó un obstrucción en el “colon sigmoideo” y tuvieron que hacerle una “incisión transversal”. Finalmente el médico le recetó “colonosin con destupideral” y eso fue lo que la mejoró,

Yo me quede ‘cruzá’. Y, como soy una ignorante en asuntos médico, ni siquiera sé como se llama lo que me duele a mi, cambié la conversación bruscamente hacia el buen tiempo que estaba haciendo y por ahí hilvanamos uno y otro tema hasta que ella, con esa envidiable habilidad, giró la conversación hacia la última vez que había estado en el hospital por culpa de una “espondilitis anquilosante” que con lo único que se mejora en con Ciclofosfamida o Metotrexato.

¿Qué te puedo contar? De ahí en adelante mi admiración por toda esa nomenclatura que mi amiga Anolan pronunciaba con tanta facilidad no podía hacer otra cosa que crecer.
Mas tarde llegó mi prima Tere. Otro fabuloso personaje de mi familia. Tere vivió un tiempo con nosotras cuando ella era muy jovencita y nosotras eramos niñas. Recuerdo que nos apoyaba en todas las travesuras y jugaba con nosotros y los amigos y los sobrinos, como si fuera un muchacho más.
Viviendo en mi casa conoció al que más tarde fuera su esposo, un joven estudiante de medicina al que cariñosamente llamabamos Pirincho.
Tata y yo nos encargabamos de chaperonear las visitas de Pirincho a Tere y ella después se desquitaba como podía.

Tere siempre fue muy flaquita. La flaca Teresa, le decíamos. Ahora con los años (ella dice que es 10 años menor que nosotras) se ha echado un par de libras arriba, pero sólo los que la conocimos tan delgada siempre podemos pensar que ha engordado algo. Ella es divertida, original y sumamente sarcástica. Tiene un lengua…que ya tu sabes…el que caiga ahi se achicharra. Además de esas virtudes tuvo dos hijos preciosos con Pirincho uno de los cuales es el famoso Chicho de las arepas. Su otra hija es la bella Susana que ahora vive en Colombia con su esposo.

Entre Tere y Anolan hicimos el día, que además todas nos pasamos esperando que mi sobrino Roli, que vive en España con su esposa Merche y que habían llegado el mismo día que yo, pasaran por la casa. Anolan, al igual que todas nosotras, tenía muchas ganas de ver a Rolinete (como le puso mi padre cariñosamente). Pero Roli estaba con su papá, con el que quiso pasar la mayor parte de su estancia en Cuba, y esa noche no vino y nos dejó a todos esperando.
A la una de la mañana, Tere y Anolan, se fueron juntas porque viven mas o menos cerca.

Cuando Tata y yo nos fuimos a acostar, le comenté que me había quedado sorprendida con todos los nombres de enfermedades, partes del cuerpo y medicinas que Anolan se sabía y le comenté que yo no tenía idea de donde ella había aprendido todo eso.. y Tata y yo nos reimos formando palabras extrañas y luego yo le decía que me dolía el oxipinderus electrodus , y que me diera un ciprocal o derometacida.

Ese juego se convirtió en el tema de chiste de esos primeros días y en 48 horas llegó a la cúspide de su desarrollo.


continuará
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4 comments:

Anonymous said...

Patri, me he quedado pasmada, Anolan lleva años que está igualita. Ahorita yo me jorobo, me arrugo y ella sigue igual. O es que al final no nos llevaba tantos años? A lo mejor por aquello de tener hijos cuando nosotras no teníamos, la veía mucho mayor que yo. Bueno, de lo que me perdí. Me encantaron las fotos. En la que estan los cuatro esta preciosa, trata de conservarla y enmarcarla, que emocion me dio ver a Juan.
Anolan se vovió hipoconríaca o tiene un enamorado médico?, con ese ejercicio de palabras raras para el comun de los mortales no le va a dar el Alzhaimer nunca.ja,ja,ja
Chao,
Lourdes (Lulu)

Patricia said...

Ay Flaca, yo se que tu disfrutas ese relato porque conoces todo los personajes. La Anolan es solo 10 u 11 anos mayor que nosotros. Pero ella se caso muy jovencita y tuvo enseguida a Anolita y Esperanza. En aquel momento la diferencia se notaba pero ahora...todas tenemos los mismos achaques.
Un beso.

Unknown said...

Segundo intento... no se que ha sido del comentario anterior que intenté colgar y "algo" se lo ha tragado... me había quedado bordao... intentaré repetir, aunque dicen que nunca segundas partes fueron buena...
Te decía que seguía "siguiendo" ávidamente tus relatos, y disfrutándolos mucho hurgando en los recuerdos, a pesar de que para mi, no todos los personajes son conocidos.
Me encantaron las fotos "de aquellos tiempos"... estabamos más jóvenes que ahora...
Te confieso que se me encogió un poquito el corazón con las fotos de Mati, que Dios la tenga donde tiene que estar, recordando su cariño para conmigo (Mikito, me decía), su carácter que quería hacer duro sin poder por lo dulce que era, y los buenos ratos (su guiso de maíz con pollo era como ninguno y del "Colmao" ni hablar...) y algún que otro apurillo: ¡Patri, sube ya! que dijo desde el balcón del sexto...
Espero impaciente tu próxima entrega.
Besos:
Miki.

Patricia said...

Miki, gracias por esas palabras. Ella te quería mucho.