Tuesday, September 30, 2008

Culiafueris Rock

Un grupo de rock de España,

El que mas éxito tiene,

Para el concierto que viene

Hará una cosa muy extraña,

Se refiere a una campaña

De amor, de paz y belleza

Y a los que les interesa

A este concierto asistir

Se tendrán que desvestir

De los pies a la cabeza.


El concierto es gratuito

Pa' todo el que que vaya en cueros

No se aceptan ni sombreros

Cámara o telefonito.

Quizá luzca muy bonito

Con mucha paz, mucho amor

Mas yo sé, pues soy mayor

Y me conozco el ambiente,

Que riéndose de la gente

Siempre habrá algún jodedor.



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Friday, September 26, 2008

President's Announcement


Antier habló el Presidente
Dijo, apriétense señores
Que si habrá tiempos mejores
No será próximamente
En acción sin precedente
Convocó a ambos candidatos
Para hacer un triunvirato
y discutir cada punto
pues se hallan en este asunto
como tres en un zapato.

No se asusten caballero’,
Siempre hay una solución
No caigan en depresión
Por problemas de dinero.
Esto pasará, yo espero
Pero hay que ser cautelosos
Mis consejos amistosos,
El que tengan algún ahorrito
Que lo estire al infinito
Que la caña esta a tres trozos.
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Thursday, September 18, 2008

Choferes Distraidos


Hay un ministro en Uganda

Que a la población exhorta

A que no use falda corta

La que por la calle anda.

Dice que son una banda

De indecentes, las mujeres,

Pues en esos menesteres

De mostrar lo no debido

Se sospecha han distraído

A cantidad de choferes.


¿Qué pretende este señor

Con esta tonta descarga?

¿Que se use falda larga

Habiendo tanto calor?

Ay Buturo, por favor,

No se salga de contexto,

Y déjese de pretexto

Que muy bien sabe la gente

que lo que causa accidente

son los mensajes de texto.


(Noticia de la BBC, pinche el título para leerla)

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Wednesday, September 17, 2008

Adolescentes

DELTONA, Florida, EE.UU

Un hombre entró, sin tocar a la puerta, en el cuarto de su hija adolescente y se encontró con un jovencito desnudo.

La chica, una niña de su casa a la que no dejaban andar por ahí, se las había arreglado para colar al novio por la ventana, lo cual estaban haciendo desde hacía más de un año.

El padre, que no sabía ni que la niña tenía novio, enfurecido agarró un caño y le entró a cañazos al infeliz Romeo ocasionándole varias heridas.
Después llamó a la policía, pero al que se llevaron fue a él por asalto a un menor.


Los hijos adolescentes,
Hijos e hijas también,
Cuando piensan, piensan en
Ellos mismos, solamente.
Es la edad efervescente
De locura y distracción,
de hormonas en rebelión
Y es, te digo de este modo,
Creer que lo saben todo
Su más común distinción.

Pero es la edad en que se habita
En inmensa confusión
Y la mayor comprensión
El muchacho necesita.
Si el tuyo se desorbita
Y te da mucho trabajo,
Antes de darle de cuajo,
un castigo, piensa bien,

Recuerda que tu también
Jodiste más que el carajo
AdolescentesSocialTwist Tell-a-Friend

Friday, September 12, 2008

Crónica del Viaje a Labana. Parte XIV Varadero

Cuando a Varadero llegué, conocí la felicidad"
El Benny
Después de la recepción, los novios pasaron la noche en un hotel y los demás “calabaza, calabaza”.
Pensábamos levantarnos temprano para salir rumbo a Varadero y aprovechar el día lo más posible.
Maritza y Andy se fueron a dormir a su casa y Lily y Tommy a la de ellos. Quedamos en reunirnos temprano al día siguiente.
Mi hermana, Paola y yo caímos como tres sacos de papa. Pero al día siguiente yo me levanté temprano, porque la luz del día me despertó y disfruté tomarme mi café americano, que me llevé muy graciosa para allá, en la terraza de la casa mirando al mar.
Tata se levantó un ratico después y Pao se tomó su tiempo. De todas formas los novios no aparecieron hasta pasadas las 12 y los demás componentes del grupo de propaganda y apoyo a los lunamieleros tampoco habían llegado.
Por fin, entre una cosa y otra, salimos para Varadero como a las 4 de la tarde. Dejamos que todos los muchachos fueran en el Yaris, el Nene al timón, y las cuatro quinceañeras nos fuimos en el Fiat, Lily manejando.

El viaje fue muy divertido porque para entretenernos nos pusimos a jugar juegos de cuando éramos adolescentes como “Adivine el Personaje”. En este caso una pensaba y las otra tres adivinaban, o no.
Mientras jugábamos y recordábamos, yo tiraba fotos como una desorejada a cuanto paisaje pasaba a toda velocidad por mi ventanilla.
Carrito de caballos, transporte muy usando ultimamente.

















Campamento de Pioneros de Tarara
No teníamos idea de para donde íbamos a ir. El Chino y la Chinitica habían salido temprano en dirección a un hotel que ya tenían reservado, pero nosotros no teníamos reservaciones. Solo el teléfono de una señora, amiga de una amiga de Maritza, que sabíamos que rentaba su casa. Eso era lo que yo quería. No quería ir a un hotel. Quería vivir la experiencia como cuando éramos jóvenes que nos largábamos para alla cogiendo botella y sin saber dónde íbamos a dormir. Siempre resolvíamos algo, y esta vez también.






El Reparto Habana del Este





















La fábrica de ron

Increíbles los recuerdos que me trajo ese viaje. Por momentos cerraba los ojos y me transportaba por completo a aquellos días en que íbamos a Varadero con papá y mamá, cuando la familia estaba completa, y mi hermana y yo éramos inmensamente felices. El corto tiempo de nuestra infancia que estuvimos juntos, papa hizo todo lo posible porque así fuera.

Cada viaje con él era una aventura. Desde que nos montábamos en carro y comenzaba el paseo, pasando por Matanzas, donde papa había nacido, para a visitar al Tío Lelo, un viejo amigo y luego seguíamos camino pasando por la playa de Buey Vaquita, donde a veces nos bajábamos hasta llegar al hotel para pasar unos días inolvidables.

Recuerdo a mamá siempre en esos viajes con un pañuelo en la cabeza, atado en el cuello, como a la usanza de los anos 50’s y sus espejuelos de sol. Y papá alegre, cantando y haciendo cuentos todo el camino.
Tatiana y yo siempre con gran ansiedad por llegar, como todos los ninos, comenzabamos contando las luces en cruz que hay a la salida del tunel rumbo a la playa, y luego seguiamos descubriendo imagenes en las nubes, o cantando a contrapunto, que era un juego que a papa le gustaba.

Bueno, finalmente llegamos a Varadero. Nos bajamos en el Oasis para hacer pipi y aunque no queríamos quedarnos allí, averiguamos como sería si nos quedábamos. La cosa era algo así como 60 dólares por persona por noche con todo incluido, comidas, bebidas, aparatos acuáticos y de cuanto hay.

Me imagino que para los turistas de otros países esas ofertas son el jamón del siglo, pero para los cubanos de Cuba son inalcanzables igual, porque ¿quién allí tiene 60 dólares aunque te incluyan hasta el camarero?

Seguimos para el pueblo, en busca de la casa de la amiga de la amiga de Maritza. Era en la calle 31 y como la tercera, cerquita de Castle Novo (la pizeráa).

La casa de Neyda estaba preparada para el alquiler a los turistas. Ellos la habían dividido de esta forma: En el centro estaba la parte de ellos. Una sala comedor grande, una cocina y un cuarto en el fondo. A la derecha un apartamento con una habitación independiente con una cama matrimonial y una cama pequeña, además tenía en la parte de la salita una litera y allí mismo estaba la cocina con todo los cacharros necesarios para cocinar y un refrigerador. En el otro lado de la casa tenía un cuarto pequeño con un baño y una cama matrimonial también.

Al principio pensamos apretujarnos todos nosotros en el apartamentico y dejarle el cuartico separado a los novios, pero después cambiamos de idea. Los novios se fueron para otro lado, un apartamento en otra casa. Tata y yo nos quedamos en el cuartico chiquito y el resto de la tropa (Maritza, Andy, Lily, Tommy y Paola) se quedaron en el apartamento.

La repartición del apartamento quedó así: Maritza y Andy en la cama grande, Lily en la cama pequeña y Paola y Tommy en las literas. El costo de todo era 40 dólares por día por el apto, y 20 dólares por día por el cuartico. Estábamos cerca de todo y a tres cuadras de la playa. ¿Que más podíamos pedir? Además la casera es una señora encantadora que se hizo amiga de nosotros y compartimos esos dos días con ella como si estuviéramos en familia.

Después de acomodarnos nos pusimos cómodos, beach style, y partimos a tratar de comer algo en algún lado porque ya era hora.

Los muchachos tomaron por su lado y nosotros por otro con la idea de reunirnos en un restaurant que se llamaba el Ranchón y estaba en la calle principal. Pero resulta que hay más de un Ranchón y mientras Tata Mary, Lili y yo estábamos muy contentas tomando cerveza y comiendo papitas en un Ranchón, haciendo tiempo para que llegaran los muchachos con el Chino y la niña, ellos estaban en el otro Ranchón ya hacía rato.

Pero Maritza y Lili tienen celular…si, las dos están en la que se cayó, y gracias a eso nos comunicamos y nos encontramos todos en el segundo Ranchón fulano.

Comimos todos, yo no me acuerdo que comí porque se me están olvidando un poco los detalles, pero estaba bueno, porque en Varadero, no importa lo que pase en el resto del mundo, todo es bueno.

Varadero es como un Triángulo de las Bermudas, un Twilight Zone, un lugar dentro de Cuba que no se parece a nada. Es la definición más acertada de la palabra “Cool” . Pero nadie puede apreciar esta distinción mejor que un cubano. Para los turistas extranjeros quizá solo sea una playa bonita. Para los cubanos Varadero es un paraíso. No solo por la blancura de su arena y el azul cristalino de sus aguas, sino por su condición de ciudad intemporal, la hospitalidad de sus nativos, la tranquilidad que allí se goza y su condición de sitio mas vacilable del planeta.

Quizá alguien haya tenido una experiencia desagradable en Varadero, pero, lo dudo. Allí no hay espacio nada más que para la diversión.
Si estoy equivocada, corríjanme.
Prosigo.

Después de la comida, regresamos a la casa, conversamos un poco y nos retiramos a descansar. Estábamos cansadas (sobre todos las mayorcitas), después de una noche de bailoteo y jeringueta y cuatro días de emociones y tensiones.
Tata y yo caímos rendidas. Me imagino que las demás igual.
Continuará…pronto…lo prometo.


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Monerias Bolivarianas



Al mono le han dado ala
Lo han dejado maniobrar
Y él no para de mostrar
Su odio en mayor escala.
El mono es persona mala,
Un imbécil peligroso,
Que se siente poderoso
Y aunque es escaso en tamaño
Su cerebro, mucho daño
Puede hacernos, alevoso.

De moda es, al parecer
Echar los embajadores
De USA y señores
Chávez lo acaba de hacer.
Se puede bien comprender
Si usted ha observado el pase,
Primero a Evo le complace
Hacerlo y Chávez lo ve
Y demuestra aquello de
Que mono ve mono hace.
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Nombramiento Oficial del Año 2009


La Habana, 12 de septiembre, 2008.

En una reunión oficial del Partido Comunista de Cuba, convocada por el Departmento Estatal de Nombramientos Inútiles, se ha acordado nombrar el año 2009, en el que se conmemora el aniversario número 50 de la Robolución Cubana, "Año de La Chiva Suelta" porque después de Gustav y Ike, no queda ni donde amarrarla. (UPI&%$#@News)
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Thursday, September 11, 2008

Aparatoso Accidente en Killian Drive y la 113

Por eso siempre le digo a mis hijos que mantengan la distancia...












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Ritual de la Luna en Fase Creciente

Para mejorar el negocio, aumento de sueldo, espantar envidiosos y aclarar el aura.
Pinche en el titulo. Suerte!
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Friday, September 5, 2008

Las Abuelas Saben Más

Este cuento, lamentablemente, es pura ficción.


Mi abuela me lo dijo muchas veces, pero yo no le creí. Hasta un día.

Ya han pasado seis años y todavía me pellizco a ratos para comprobar que estoy despierta. Una y otra vez rememoro el primer encuentro.

Andaba yo con la menstruación. A los 42 años de edad, la menstruación pasa de ser una molestia mensual a un tormento diario, porque te pasas de una semana a 10 días con ella, cuando al fin se va tienes unos cuatro o cinco días de tranquilidad tras los cuales comienza el síndrome premenstrual en el que te domina la depresión, te hinchas como una rana, te atacan episodios de hambre, incontrolables deseos de comer dulce, te dan migrañas y dolores en el vientre, hasta que por fin “te baja”. Entonces se te alivian algunos de los síntomas pero te pasas entre cinco y diez días con la molesta visita. En resumen, te sientes miserable la mayor parte del mes.

Ese día, como casi todos, yo me sentía muy mal. Tenía dolores, los ojos, las manos y los pies hinchados, me dolía también la cabeza y encima tenía un trabajo muy importante que dejar terminado antes de quejarme.

Cuando lo terminé, cerca de las tres y media de la tarde, con un hilo de voz le pedí a mi jefe que me dejara ir para la casa porque me sentía muy mal. El, como no puede hacer ninguna buena obra sin acompañarla de un comentario de mal gusto, me dijo:
-Bueno vete…pero a ti lo que te hace falta es un marido.

¡Qué gracioso! ¿Cuántas veces tendré yo que escuchar esa estúpida frase? La gente asume que si a los treinta y pico o cuarenta años una mujer está sola, cualquier malestar que tenga es falta de marido.

Al montarme en el carro y encender el motor, en un movimiento involuntario tomé el espejo retrovisor para mirarme la cara. Me arrepentí al instante, porque lo que se reflejó fue el rostro el Monstruo de la Laguna Negra. Los ojos hinchados, ojeras marcadas, las manchas del sol afeándole la piel, las arrugas a las que me había acostumbrado, más las nuevas que me acababan de salir, en fin, y yo ¿dónde estaba? ¿Quién es la vieja gorda esa que me muestran todos los espejos? No seas tan dura contigo misma – pensé. Cuando te desinfles y bajes un par de libras y te sientas mejor, lucirás bien. Después de todo ¿a quién le importa?

Tenía que bajarme en el supermercado, que afortunadamente estaba bastante vacío a esa hora pues sobre las cinco o cinco y media, cuando la gran fuerza trabajadora termina su jornada, los supermercados se llenan hasta el tope.

Por supuesto, además de las píldoras para eliminar líquido, compré calmante para el dolor de ovarios, pasta de diente, papel sanitario, leche, pan, jamón y queso… ¡Ah! Y helado, galletas dulces, una frazada para el piso, un desinfectante para limpiar, seis latas de comida para el perro, una panetela y una botella de vino tinto, pues desde que supe que ayuda a bajar el colesterol, me tomo una o dos copas medicinales diarias.

No había agarrado un carrito porque iba solo por las píldoras, así que cuando se me comenzaron a caer las cosas de las manos, agarré una cestita plástica de una de las cajas registradoras. Se llenó enseguida y tuve que ir finalmente a buscar un carrito.

Allí fue donde lo vi por primera vez. Él acababa de entrar y estaba tomando un carrito de donde estaban todos estacionados. Me cedió el que ya había destrabado y junto con su gesto amable me regaló la más dulce y luminosa sonrisa.

-Gracias – atiné a decir devolviendo la sonrisa antes de acordarme lo fea, gorda y vieja que lucía yo desde hacía un tiempo a esta parte. La sonrisa se borró de mi rostro con este pensamiento gris. Di media vuelta y me alejé para desaparecer entre las hileras de alimentos enlatados, embotellados y empaquetados.

Cuando fui a pagar por suerte no se había formado una larga fila todavía. Me dirigí a una caja donde sólo había una persona que ya estaba casi terminando. Comencé a colocar mis productos en la estera cuando lo vi acercarse y ponerse detrás de mi, a pesar de que casi todas las cajas estaban vacías.

-¡Vaya con el muñecón! –Pensé. La verdad que estaba buen mozote. Unos seis pies de estatura, cabello entrecano, mas cano que entre, cejas tupidas, ojos grandes de color indefinido, labios bien dibujados, más gruesos que finos…definitivamente besables, umm…La vieja gorda y fea todavía no estaba ciega…mandíbula cuadrada, cuello fuerte, hombros anchos…¡Dios mío! De dónde salio este? Un vistazo ya más disimulado hacia la parte media y baja del cuerpo me convenció de que se había escapado de un anuncio de revista. Estaba en sus cuarentas, pero muy bien llevados.

Le sonreí haciéndome la distraída, pero en realidad sonreí porque pensé que debía ser impotente o sabe Dios que. Tanta perfección no era posible. Traté de olvidarlo ahí mismo antes de perderlo de vista porque, ¿para qué seguir sufriendo su exquisita presencia? Me concentré en pagar a la cajera, tomar mis cosas y salir sin voltear el rostro.

Deposité la mercancía en la parte trasera de mi Toyota Rav 4, cerré la portezuela y al acercarme a la puerta del chofer tropecé a boca de jarro con algo que me pareció la muralla china, por lo duro. Resultó ser no otro que el buenote de la sonrisa iluminada.

Pero esta vez me pareció demasiado. No quería pecar de paranoica, pero a lo mejor el tipo era un bello sicópata al que una medio tiempón, envueltita en carnes le podía servir de víctima perfectamente. De modo que le dije un “disculpe” lo más frío posible, abrí mi puerta, me monté en el carro, arranqué el motor y partí.

A los tres días lo volví a ver en el mismo supermercado. A pesar de que no había pensado más en él desde aquel primer encuentro, no tardé en reconocerlo. Aunque me resultó incomprensible, el tipo me reconoció también. Nos cruzamos en la puerta de entrada. Él salía y me sonrió de nuevo con su sonrisa radiante.

Me sorprendió con un “Hola” que por poco me hace perder el balance. “Y de contra es locutor,” pensé. “Hola,” respondí por no hacer menos y entré a todo lo que me daban los pies para perderlo de vista.

¿Por qué no me sentía con deseos de coquetear con aquel tipo que sabía sonreir tan cálidamente? Debía ser la inercia. De unos años a esta parte no sabría decir desde cuando, me había convertido en la mujer invisible. Yo, que en mi juventud, modestia aparte, había visto muchas cabezas voltearse al cruzar por mi lado, últimamente notaba con inquietud y desencanto, que al pasar por delante, o por el lado de cualquier hombre no podía distinguir ni la más mínima señal de que el susodicho hubiese registrado mi presencia.
Ya había llegado a la lastimosa conclusión de que se me pasó mi cuarto de hora.

Al principio me inquietaba, pero finalmente levanté mi propia defensa contra semejante insulto. Bien, si no me miran, yo tampoco los miro. Si no me sonríen, yo tampoco. Si me ignoran, yo también. Mejor que eso, no miro, no sonrío y siempre los ignoraré a todos. Y así fue como perdí la costumbre de coquetear. ¿Quién la necesita? No voy a coquetear con este ni con ninguno. Este se debe haber mudado nuevo en el barrio, por eso me lo encuentro aquí. Debe ser de los que le hacen los mandados a su mujer, que debe ser joven, bella y dominante.

Esta vez iba sólo por café, pero antes de llegar a la estantería del café ya llevaba las manos llenas con cereal, mantequilla de maní, filtros para la cafetera, crema para el café, azúcar de dieta y pan tostado. Fui a tomar el café y se me cayó la crema. Recogí la crema se me cayó el cereal. Recogí el cereal y …. “¿Te ayudo?”

Levanté la vista y tropecé con un par de ojos de color indefinido, tan grandes que podía ver mi propia ridícula imagen reflejada en sus pupilas.

¿Usted no se habia ido ya?- fue lo que atiné a decir.

Se me olvidaba el café- me contestó tranquilamente mientras me ayudaba a incorporarme y sostenía en sus manos mi cereal, mi crema y mis filtros.

-Gracias, muy amable – le dije tomando mis productos y dando media vuelta para alejarme de él lo mas pronto posible, porque no sé si era por miedo a que fuera un sicópata, o porque su mirada y su sonrisa me producían flojera, el caso es que en su presencia me sentía fuera de rosca.

-Perdóname si te molesto – dijo mientras me seguía – es que …no sé como decirte, pero…me gustaría conocerte.

Me voltié en redondo.
-¿A mi? Vo
-Si, ¿te parece extraño?
-Pues …si.- No sé si me sentía halagada o burlada, en cualquier caso me sentía muy rara.

No sé a que viene ese interés tuyo por conocerme, pero como tu comprenderás, estos no son tiempos para socializar con extraños.

-Bueno, dejemos de ser extraños. Mi nombre es Carlos Manuel Peraza, ¿y el tuyo? -Me tendió su mano.

El mío es Claribel Montalvan – fue el primero que se me ocurrió.

-No me engañes, – sonrió- No tienes cara de Claribel.

No, tengo cara de galleta, eso lo se yo – pensé, pero solamente le dije “ Bueno, me llamo Teresita. Teresita Fuentes.”

-Vamos a tomar un café al arie libre quizás comenzamos a conocernos mejor.

Me encantaría Carlos Manuel, pero no puedo- Decliné no muy convencida.

-¿Por que? ¿Esposo? ¿Novio? ¿Hijos?

-No, no…sólo perro, pero muy celoso.

Sonrió.
-Entonces no tienes excusa

Dejé de resistirme. Después de todo no me estaba pidiendo nada extraordinario. Cerca de allí había un café en donde nos podíamos sentar y hablar un rato sin correr ningún riesgo.

Era sábado y yo sólo tenía a Mocho esperando por mi y una vez que yo salía, a él le daba lo mismo que regresara a las tres horas que a los quince minutos porque los perros no tienen noción del tiempo. Aunque tan sólo fuera por respirar un poco el aire impuro de la ciudad en compañía de una misterioso hombre guapo, cuyo interés en mi, no me podía explicar. No perdía nada con intentar averiguarlo.

Nos fuimos a Café Latte. Eran más o menos las dos de la tarde cuando nos sentamos. Allí nos dieron las 10 de la noche. Como a eso de las 7:30 comimos, porque también servían cena.

Bebimos, comimos, tomamos café y hablamos por horas y nos hubiesemos quedado allí toda la noche si no hubiese pasado un hombre llevando un perro igualito a Mocho que me hizo sentir culpable de ser tan feliz que pude olvidar que el pobre Mocho tenía que comer.

Nos despedimos con la promesa de vernos al día siguiente. Nos vimos ese y luego los demás días de nuestras vidas, porque a Carlos Manuel no le importó que yo ya estuviera en edad premenopáusica, que hubiese aumentado unas libritas, que fuera una simple empleada con un suelto medio, y que no luciera tan agraciada como nada más que unos quince años atrás. El, con todo lo bello que luce ( o por le menos así lo veo yo) con lo inteligente que es (creo yo) con su trabajo de empleado de correo y su sueldo suficiente junto con el mío para vivir cómodamente, se prendó de mis defectos y me ha amado hasta ahora con una entrega solamente comparable a la mía.

Mi abuela me dijo muchas veces, “No importa que edad tengas, como luzcas, o como te sientas. Algún día alguien te mirará y te verá por dentro.”
Patricia Herbello/2000
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