Monday, February 28, 2011

Caballos Salvajes en Gainsville y un loco acercandose

Photo by Carolina Diaz
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Sunday, February 27, 2011

Unfeeling


I don’t feel like writing

I don’t feel like blogging

I don’t feel like thinking

I don’t feel like talking

I don’t feel like smiling

I don’t feel like clowning

I don’t feel like dancing

I don’t feel like joking


I don’t feel like accepting

I don’t feel like expecting

I don’t feel like giving

I don’t feel like getting

I don’t feel like complying

I don’t feel like crying

Don’t feel like remembering

Don’t feel like forgetting


I don’t feel like listening

I don’t feel like praying

I don’t feel like coping

I don’t feel like settling

I don’t feel like opening

I don’t feel like breaking

I don’t feel like agreeing

I don’t feel like complaining


I don’t feel like enduring

I don’t feel like pretending

I don’t feel like promising

I don’t feel like surrendering

I don’t feel like receiving

I don’t feel like delivering

I don’t feel like leaving

I don’t feel like staying.


UnfeelingSocialTwist Tell-a-Friend

Monday, February 14, 2011

Los Quiero


En este corazón que tomé del internet para representar el mío, no caben todos los amigos y familiares que quiero, aunque pasen dias meses y años sin contactar con ellos. Se me quedan fuera otros muchos, importantes como los que más, que también están en el que late dentro de mi pecho.

No porque hoy es el día del Amor y la Amistad, sino porque me hace falta decirlo:
Los quiero, los quiero, los quiero.
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Sunday, February 13, 2011

Creer

EPD Jeison Zapata.

Si sólo pudiéramos entender la muerte,

creer en la palabra tan harto repetida,

creer que hay otra vida

donde estarás mejor

No habría de ser tan fuerte tu partida,

no nos quedaría el alma triste y adolorida

al saber que te encuentras

en brazos del Señor.


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Wednesday, February 9, 2011

El Quedao, Qué pasó después....

Obie en su posición favorita para domir.
Obie poco a poco fue perdiendo el miedo a ser abandonado de nuevo, pero antes de interiorizar eso, por si las moscas, rompió cuanto mueble se encontró en su camino. Tenía una insaciable necesidad de mascar algo y no se conformaba con los juguetes que le compramos. No es que no se conformara, es que los desbarataba en un segundo. Y entonces arremetía contra otra cosa, lo que fuera.
Se comió el borde completo de la mesa de centro del salón familiar, un mueble muy lindo y práctico que nos sirve también como mesa de comer cuando no tenemos visita. Rompió todos los cojines de los sofás de la sala. Los desguazó. Se comió dos o tres pares de tenis de su querido dueño. No sólo porque es el olorcito que le reconforta si no porque Juan dejaba los zapatos donde quiera. Hasta que aprendió. Le pusimos una rejita para que se contuviera de pasar de la parte del salón familiar hacia la sala y la escalera que da para los cuartos y rompió la cerquita y también descascaró la pared en el esfuerzo de tumbar la cerquita (ahora la brinca como si malanga. Da unos saltos que parece más una gacela que un perro). Se adueñó de uno de los sofás del salón familiar. El que esta enfrente al televisor.
Hasta que él llegó las perritas tenían prohibido subirse a los sofás. Obbie acabó con esa prohibición porque cuando el se subió, a Ciro y a Juan les pareció muy gracioso y no lo enseñaron a bajarse. Ahora los dos sofás del “ family” son de los perros. Un buen día le metió el diente al suyo y lo rompió también. De sus buenas maneras, con las que había llegado, solamente quedó en ese primer año la de no hacerse el dos dentro de la casa bajo ningún concepto. El aguanta, pide que lo saquen, pero no lo hace adentro. En cambio le encanta marcar territorio. No queda un rincón en el que no haya dejado huella de su identidad. Cada vez que tiene un chance se escapa, sube la escalera, se mete en el baño, tumba el cestico de la basura y riega todo lo que haya ahí por todo el baño, luego levanta la pata y se orina en la alfrombra del baño. Si los cuartos están abiertos, entra y se sube en las camas hasta que alguien lo sorprenda y entonces baja las escaleras a toda carrera eludiendo como puede el tiroteo de chancletas.
Eso es lo que pasó después. Durante un año me debatí entre la idea de abrirle la puerta y dejarlo salir a explorar nuevos horizontes, o llevarlo de una vez al Humane Society, o regalárselo a alguien, o mandar a mi hijo a mudar con perro y todo. Pero finalmente vencieron sus ojos chinos suplicantes, a los que no me puedo resistir.
Ya tiene un año y un poco más. Ha hecho muy buenas ligas con mis otras dos perritas. Se han convertido en una manada. Salen juntos para el patio y cuando están los tres afuera no molesta para entrar. Cuando esta él solo afuera sí, pero entonces las perritas vienen a darnos vueltas y pedirnos que le abramos la puerta al su niño. Para ellas será su niño porque ellas tienen ya cinco y nueve años respectivamente. Lo cuidan y lo besan y se acuestan con el en el sofá. Incluso le dejan que se coma su comida (y en eso él si que no respeta la edad ni el sexo . Primero come él y los demás que se las arreglen como puedan).
No podemos descuidarnos ni un segundo porque se roba la comida de nosotros también. Varias veces se ha comido los bistec de mi hijo (le importa tres pepinos que sea de su querido dueño) que le dejo en el sartén en la parte de atrás de la cocina. Pero él se las arregla para acercar el sartén hasta que lo tumba. Se zampa el bistec sin compartirlo con las otras dos infelices y luego te pone los ojos esos de yo no fui. Hemos aprendido a meterlo todo en el microondas, porque el horno de la cocina también lo abre. Lo que uno no quiera que él se coma hay que ponerlo dentro del microondas o encima del refrigerador.
Al principio era un poco agresivo y protector. Todavía lo es, pero ya ha ido aprendiendo a diferenciar entre los amigos y los desconocidos. Eso si, ladrones o intrusos no tendrían mucho chance. Cuando se enfurece los ojos chinos se le ponen mas chinos, la saliva le corre por la comisura de su bocaza y muestra los dientes blancos y puntiagudos, sin mucho alarde, pero con toda la intención de hacer de cualquier yugular un recuerdo del pasado.
Con todos sus defectos lo adoramos. Además, ya no le queda nada por romper.
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El Quedao




Este elegante perro encorbatado llegó a mi casa el 24 de diciembre del año 2009. Nadie lo trajo. Vino solo. Se apareció en la puerta de mi casa en el momento en que despedíamos a algunos familiares que habían cenado con nosotros. Se metió entre las piernas del padre de mis hijos y levantó sus ojitos medio achinados en una súplica imposible de pasar por alto.
Estaba tan lindo, tan bien cuidado aparentemente, que pesamos que se le había escapado a alguien. No llevaba collar. “Dejémoslo en el patio esta noche y mañana ponemos cartelitos por todas partes a ver si aparece el dueño.” Acordamos.
El perrito lloró toda la noche. No le gustó la idea de quedarse afuera, aunque le pusimos agua comida y hasta tenía un par de sofacitos de patio para subirse. Nos dio ganas de entrarlo pero también teníamos a las otras dos perritas veteranas y no sabíamos como iban a reaccionar todos juntos. Afuera se quedó.
Al día siguiente lo retratamos y pusimos carteles por todo el barrio. Concluimos que era una mezcla de labrador con pitbull. Los ojos chinos lo delataban. Pero era un hermoso ejemplar. Tendría unos ocho o nueve meses. Es un perro mediano pero super musculoso. Estaba asustado, confundido. Alguien que en un principio lo acogió y hasta lo enseñó, porque venía con buenas costumbres, lo había dejado ir...Al menos eso pensamos cuando vimos que nadie llamaba para reclamarlo.
Le pusimos Obama, pero le decimos cariñosamente Obie.
Mi hijo se encariñó rápido con él. Mi hijo también había terminado una relación importante en su vida y estaba tan asustado y confundido como el perro. Los dos se compenetraron pronto. Todo niño debe tener un perro y aunque el mío esta un poco crecidito para mi sigue siendo un niño. Por eso y porque la mirada suplicante del animal me desarmaba constantemente soporté todo lo que sucedió después.
¿Qué sucedió después?
Mañana les cuento.
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Sunday, February 6, 2011

Oh Vida!

Mi mata con los brazos abiertos...Ops! Una lagartijita se cobija en ellos...o se agazapa con la intención de tirale un lenguatazo mortal a una mariposilla de luz que rondaba cerca. Me hubiera gustado retratar la mariposilla pero no se prestó.

Hace unas semanas me lamenté de las intrusas orugas que atacaron con voracidad mi preciosa mata de frutabomba (papaya). Una matica que yo misma sembré, que he estado cuidando por más de un año, a la que he visto crecer desde un endeble tallito hasta el esbelto tronco que tiene ahora.

Yo no sabía que esas criaturas eran orugas. Casi ni me acordaba de esa palabra. De todas formas, lo que fueran, yo no quise quitarlas de la planta y matarlas porque me apenaba su voracidad. Tenían hambre. No sé por qué eligieron mi mata, no sé de dónde salieron. Nunca las había visto. Al menos aquí, en esta otra tierra. De pequeña sí que las ví, allá donde nací, en el patio de mi casa, donde la tierra era mi juguete y sus habitantes de temporada mis amigos o enemigos. La palabra oruga me recordó todo eso. Y me recordó de los tiempos en que decia: “cardos ni orugas cultivo’. De dónde saqué yo esas orugas, no sé.

Yo nunca perdí la esperanza de que mi mata volviera a echar hojas. Las orugas la dejaron pelada. Las ramitas que cargaron esa hojas parecían secarse por día. Pero yo la regaba con frecuencia. Me parecía que mientras el tallo no se muriera, mi preciosa mata de frutabomba tendría oportunidad de salvarse.


Poquito después, comenzaron a brotarle minúsculos retoños que en pocos días se convirtieron en las hojas más verdes y brillantes que jamás he visto en mata de frutabomba alguna. Las orugas seguramente le traspasaron alguna vitamina, o le dejaron algún abono que ella supo aprovechar bien.

¡Qué satisfacción! Mi mata de frutabomba no sucumbió al ataque de las orugas. Porque era solo el ritual natual y mágico en que la frutabomba alimenta una especie necesaria en este planeta para que esta pueda fortalecerse, reproducirse y seguir cumpliendo su misión. ¡Qué pródiga!

Y luego, algún día, después de haber alimentado varias generaciones de orugas, mi mata comenzará a ofrecer frutos. Otras criaturas necesitarán el refuerzo de su preciado alimento, lo obtendrán, y quizá me dejen alguno de esos frutos a mí, para preparar mi deliciosa ensalada de espicanas, con aguacate y papaya, con su aderezo de vinagre balsámico, aceite de oliva y miel , sal, pimienta y orégano.

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Tuesday, February 1, 2011

Primicia Noticiosa. What are they Cooking?



Sucedió hoy; una de esas extrañas coincidencias que sorprenden, provocando primero un extraño silencio y seguidamente una explosión de risa y entusiasmo.

Claudio González, Director de Mercadeo de Kendall Toyota, y Leo Perez, Gerente General de Toyota of South Florida, tuvieron un encuentro inesperado, pero amistoso, a pesar de ser grandes rivales en la venta local de Toyotas.

Leo Perez y el comediante Carlucho,- quien, de paso, estrenó programa anoche en America TEVE con muy satisfactorios puntos de rating,- esperaban su turno para grabar sus comerciales, conversando alegremente en la cabina cuando de pronto Claudio González abrió la puerta y asomó su conocido rostro.

Después de un momento de silencio, el grupo de personas que se encontraban en la cabina irrumpieron en una algarabía de entusiasmo y los “famosos rivales” se dieron la mano, posaron para las cámaras y conversaron amigablemente sobre la situación por la que atraviesan todos los negocios en La Florida.

-Un momento realmente histórico- comentó Carlucho, quien tomando instantáneas con su iPhone se disponía a poner las fotos en Facebook bajo el título de: ¿Nuevas Alianzas para el futuro de Toyota?

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