Saturday, April 28, 2018

A room with a View...to 57th ST.



Llegando al aeropuerto JFK, un caballerito nos tiró la foto de bienvenida (que nos dimos nosotras mismas), y seguimos rumbo a la ciudad que nunca duerme para lo cual utilizamos un Uber.  Entre la distancia y el tránsito, el viaje nos tomó casi una hora. Yo iba tratando de desempolvar los recuerdos que tenía de New York, pero todo me parecía nuevo.  Las tres estábamos muy emocionadas, como niñas con zapatos nuevos. Pensábamos que tendríamos que dejar las maletas en el hotel hasta las tres de la tarde que era cuando podíamos entrar a la habitación, y salir a pasear por el barrio para reconocer y ubicar las cosas que teníamos cerca.

No nos imaginábamos lo céntrico que está localizado ese hotel, El Salisbury New York, ubicado en la 57th calle entre la 6 y la 7 avenidas, frente al Carnegie Hall, a tres bloques de Central Park y  dos de la 5ta Avenida. Qué más se podía esperar? Pues más sorpresas. Cuando llegamos al hotel, más o menos a las 11:30 de la mañana, nos dijeron que ya podíamos subir a la habitación.

Qué alegría! Subimos con Nick, el botones, un hombre alto y elegante que parecía un caballero antiguo, impecable en su uniforme. Nos subió las maletas y nos instruyó, con mucha amabilidad, sobre lo que teníamos cerca. También nos dijo que nos traería una camita individual para colocar en la sala, porque el sofá cama que teníamos no estaba en buenas condiciones para dormir en él.

Una de las tres tendría que dormir en la camita de la sala. Mary se ofreció. Yo elegí la camita de la ventana  y Clarita la más cercana al baño.

La habitación del hotel era una suite. A la entrada tenía un área de cocinita comedor, con un microwave, un fregadero, máquina de hacer café americano y enfrente una mesita redonda con dos sillas.
A continuación una sala bastante amplia, con un sofá, tres butacas, mesita y consola. Frente al sofá un televisor grande incrustado en la pared. Al fondo, un ventanal con vista a la calle 57.  La otra habitación era el dormitorio, también espacioso, con dos camas cameras, una mesita en el medio y un gavetero grande sobre el que había otro televisor. El baño localizado en el cuarto, no era muy grande pero suficientemente cómodo y además cuatro closets para poner todos nuestros andaribeles.

Cuando entramos, en la habitación se respiraba un aire un poco enrarecido. Olor a viejo, quizá, porque todo allí se percibía antiguo, pero ese, para mi, era su mayor encanto. Claro que rápidamente pensé en un frasco de fabreeze, el cual, supimos por Nick, podríamos comprar más tarde en el Fresh Market que nos quedaba al frente y que estaba abierto las 24 horas. 

Luego de desempacar, colgar ropa en los closets y guardar cositas en las gavetas, salimos a buscar donde almorzar  y dar un paseo de reconocimiento antes de regresar para prepararnos para nuestra primera salida importante, Escape to Margaritaville, musical de Broadway. (Continuará)







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Wednesday, April 25, 2018

Up Up in the Air


Por fin llegó el día de nuestra partida. No se lo comenté a mis amigas y casi no le di mucha importancia...pero lo pensé. El viaje de ida nos cayó en un viernes 13...Nah! - me dije - para nosotros el dia de mala suerte es el martes 13, así que me aferro a nuestras tradiciones. El viernes 13 es cosa de los americanos.

Sacudida la superstición, el viernes 13, a las 4 de la mañana, ya estaba en pie para prepararme y marchar al aeropuerto.  Clarita había acordado venir para mi casa en Uber y de allí mi hijo nos llevaría. La salida fue por Ft. Lauderdale. Mary iba por su cuenta.

Nos encontramos en el aeropuerto, las tres desbordando felicidad. Sacamos nuestros boletos de las maquinitas y salimos a buscar el gate y esperar el momento de abordar el avión.

Cada una llevaba una maleta pequeña y un bolso o maletín de mano. No quisimos llevar equipaje por debajo para no tener que estar esperando. Eso tenía la inconveniencia de que no podíamos llevar líquidos y cremas por el aquello de lo que se puede y no se puede llevar en el avión, pero al final nos arreglamos comprando los envases “travel size” y el perfume, que era lo que más me preocupaba, logré pasarlo sin problema porque el pomo solo contenía la tercera parte y eso era más que suficiente para cuatro días.

Alrededor de las 7 am abordamos el avión. Teníamos de los primeros asientos. Era un avión pequeño, dos asientos a cada lado. A mi me tocaba la ventanilla para la ida y a Clarita para la vuelta y Mary siempre pasillo, pues asi lo habiamos acordado.

Una vez acomodadas, sacamos las famosas gorras (Mary y yo, porque Clarita la tenía “no se donde”) y nos tiramos la primera foto.

Tuvimos un vuelo espectacular y por primera vez en la vida, el piloto era una mujer. Girl Power!


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Monday, April 23, 2018

Vajes, peliculas y sombreros.

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Después del brunch nos faltaba poco menos de un mes para el viaje. Aún teníamos reservaciones que hacer.  Por fin compramos las entradas para el museo de cera “Madame Tussaud”, el Guggenheim y el MoMA o Museo de Arte Moderno. Ahí me confundí yo y en vez de sacar los boletos para el MoMA los saqué para el Metropolitan, que es un museo gigantesco de arte y ciencias. Queríamos visitar Ground Zero, el museo que levantaron donde estuvieron las torres gemelas, pero no sacamos boletos. Pensábamos pasar por allí y ver si nos decidíamos a entrar. Me habían comentado que se sentía un aire de tristeza, una atmósfera cargada de mucho dolor. No estábamos muy seguras de entrar pero si queríamos visitar el sitio, aunque sea por fuera. También queríamos ir al Barrio Chino, al Barrio Italiano, al Coreano y por supuesto, al Central Park. Bueno...queríamos hacer de todo pero solo teníamos cuatro días...no hay que exagerar.


Entre col y col, Mary vio una película muy linda que nos recomendó a todas titulada “Una cita en el parque”, con Diane Keaton.  No sólo le gustó mucho la película por el contenido y las actuaciones, sino que le fascinó el sombrerito tipo beret que usaba la protagonista.  El susodicho se convirtió en una pieza absolutamente necesaria para nuestro viaje, no sólo por lo bonito sino porque íbamos a necesitar algo para cubrir la cabeza, pues sabíamos que iba a hacer un poco de frío los días de nuestro viaje.


Encontramos en Amazon unos parecidos y a la carga con ellos. Uno negro para mi, uno gris para Mary y uno azul para Clarita. A esta edad podemos ser todo lo banales que querramos. De paso, Hortensia, otra de mis compañeras de trabajo y mejor amiga, me prestó uno igual pero rojo, que venía con todo y guantes.


Completos los atuendos, los pasajes, el hotel, los boletos para el teatro y los museos, solo nos faltaba el City Pass. Todo el mundo nos decía que era mejor sacar un CIty Pass para viajar en los buses de turismo, montarnos aquí, bajarnos allaá, luego lo mismo para otro punto y así terminamos por comprar un pase para cada una que nos servía  para dos días. Ahora a relajarnos y a esperar el momento de partir. (Continuará)

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Thursday, April 19, 2018

Aero Squadron 94 Brunch

Continuando con los preparativos del viaje, el próximo paso era elegir un musical de Broadway, tarea que me fue encomendada. Por el colorido, la canción tema y la guapura del protagonista me decidí por Escape to Margaritaville. Miré algunos videos de entrevistas y pequeños clips de la obra en Youtube y después de consultarlo con las muchachitas, reservamos. Que emoción! Íbamos a ver una obra de Broadway! Tantos años en este país, incluso viví ocho meses en New York y nunca había ido a Broadway. Todavía no he hecho mi Bucket List, pero esa actividad habría encabezado la lista.


Queríamos aprovechar el tiempo al máximo los cuatro días que íbamos a pasar allá  para lo cual necesitábamos tiempo para sentarnos las tres y elegir los puntos a visitar y hacer un itinerario del viaje. Nos daba un poco de pena que siempre estábamos alborotando la oficina con nuestro viaje y que si hay que sacar los boletos para este u otro museo, que si el bus de turismo, etc, por lo que decidimos reunirnos un domingo en algún lado para tomar un café, llevar la computadora y ahi hacer nuestro itinerario.

Tomarnos un café en Starbucks un domingo no era lo suficientemente glamoroso para organizar nuestro viaje a The Big Apple, así que optamos por un brunch en alguna parte y la parte elegida resultó ser el legendario Aero Squadron 94, localizado en el perímetro del Miami International Airport con la 57 avenida. Fue un feliz comienzo porque, sin intención de hacer un comercial, recomendamos este brunch a todos los amantes del buen comer.

Además de comer muy bien y tomarnos unas cuantas copas de Mimosas, nos divertimos mucho tirándonos fotos en los alrededores del restaurant, adornados con piezas pertenecientes a la segunda guerra mundial: el avioncito, los camiones y hasta unos mariachis que llegaban a amenizar un party. También por ahi pasa un tren, así que usamos la línea para modelar.


Entre la comida y las mimosas, lo menos que hicimos fue ocuparnos del famoso itinerario. (continuará).













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Wednesday, April 18, 2018

New York Girls

Con idea de celebrar mi cumpleaños por todo lo alto, se me ocurrió que me gustaría pasarlo en New York, donde esa fecha (St. Patrick’s Day) se celebra con mucho festejo.  Se lo comenté a mis compañeras de trabajo y enseguida dos de ellas se apuntaron para la aventura, Mary Chirinos y Clarita Canet. Mary, cuyo cumpleaños es dos días antes que el mío, también quería celebrarlo en grande y Clarita nunca había visitado New York y le pareció fantástico que fuéramos las tres.

Estábamos a finales de enero o principios de febrero. Comenzamos a chequear boletos pero ya para entonces estaban bastante caros, así que programamos el viaje para abril, en vez de para marzo.

A partir de entonces nuestros días en la oficina se llenaron de planes, ilusiones y alboroto. Primero fue la caza de los boletos más baratos los cuales conseguimos en Jet Blue Airlines. Después el hotel. Busca y rebusca. Todos nuestros compañeros de oficina estaban entusiasmados con el viaje de tres del grupo y querían ayudarnos a conseguir los mejores precios. Jeily se se metió en su computadora y encontró un buen precio en un hotel bastante céntrico, pero después que hicimos la reservación nos dimos cuenta que la habitación en cuestión no tenía baño. Teníamos que compartir el baño con otras personas. No way. Cancelamos.


Santiago se ofreció a ayudarnos. El ha viajado bastante y está bien ducho en el asunto de reservar vuelos y hotel. De hecho, ya me había ayudado con la reservación de mi  vuelo a España. Ese maravilloso viaje todavía no lo he documentado aquí pero ya lo haré.


Después de mucho batallar, Santiago nos reservó un hotel en un área bastante movida, con un buen precio y con baño adentro. Estábamos felices, pero al rato, mirando bien los detalles, el hotel estaba en el barrio chino y una de las reseñas que le habían hecho en el internet decía que todo estaba muy bien menos el olor a muerto que había en los elevadores.
Cancelamos.


Finalmente conseguimos uno con un precio razonable y  una localización perfecta. El Hotel Salisbury. Reservamos.


Ya con los pasajes de avión y el hotel, nos sacamos la foto poster de nuestro viaje y la titulamos “New York Girls”. (continuará)

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