Thursday, June 5, 2008

Crónica del Viaje. Parte VII


Tengo que apurarme con la crónica esta porque ahorita se me olvidan los detalles.

Primer Lunes en Labana.
Amaneció La Habana en su acostumbrada rutina. Yo me desperté temprano, en cuanto el sol se deslizó por la ventana. Me asomé a la terraza y observé un poco el movimiento de la calle. Se veía de todo. Gente esperando la guagua en el parquecito de Infanta, gente caminando apurada, otros lentamente, como si no tuvieran apuro en llegar a ningun lado. Gente parada en las esquinas, conversando, gente haciendo sus mandados. Carros pasando, todo tipo de vehículos. Modelos viejos de autos americanos, modelos viejos de Fiat, se ven Toyotas nuevos y viejos, se ven Audis y BMWs (de estos al menos vi uno de cada uno…no son los que más abundan, parece), camiones, camionetas, carritos tirados por una bicicleta y las guaguas nuevas recien adquiridas de China. No vi los camellos espantosos aquellos que había hasta hace poco. Creo que los han retirado de la circulación.


















Un polaquito

A cada rato se escuchaba un pitazo de un carro. Me llamo la atención que casi todos los carros pitan igual. Es un sonidito así: tiri tiri tiri, bueno…algo así.

Creo que ese fue el día que estaban celebrando como una Feria del Libro en la esquina de mi casa. Al mediodia plantaron una carpa con un micrófono y el resto de la tarde se la pasó una loca cantando canciones de Celia Cruz, pero muy mal. Fue desesperante. Daban ganas de tirarle un zapato.


Al mediodía dimos un paseo por infanta, tratando de encontrar una falda o pantalón para Paola. Pero no lo encontramos.

Más tarde vinieron a verme mi amiga Maritza y mi sobrino Chilinacho (Juan Ignacio) con su esposa Neri.

Maritza es mi amiguita del alma. Tengo unas cuantas amiguitas del alma, porque siempre fui amiguera y las que coseché en mi juventud, las he conservado verdecitas durante toda la vida (aunque ya estamos madurando, ejem). Maritza es una de esas vacas sagradas. Su cariño y lealtad no se ha alterado en 28 años de separación.



Ella no pudo ir a recogerme al aeropuerto porque estaba fuera de Labana cuando yo llegué. Y por su puesto, eso no se lo perdona, porque mi otra Vaca Sagrada, Lili, heredada de mi hermana, sí fue al aeropuerto y no se despegó de nosotras en los 10 días que pase alla, lo cual no paramos de restregarle en la cara a Mary, mientras ella se hacia la que sabía que eso era jugando.


Pero el lunes, Maritza estaba allí como cañón desde temprano y ya no nos separamos hasta el último día. También vino su hijo Andy, quien rápidamente se unió a la turba de “pestones” como les dice mi hermana a los muchachos (nuestros hijos y los amigos).

Luego vino el Chili, mi compañerito de juegos y maldades en la niñez, al que adoro profundamente, pero nunca se lo digo y nunca se lo escribo. El trabaja duro y vive lejos de la casa de mi hermana. Siento que no pudimos compartir todo lo que hubiesemos querido, pero doy gracias a Dios por el tiempo que compartimos porque pudimos al menos reafirmar lo mucho que nos queremos.

El Chili con la Chinita

Ese día lo pasamos así en familia. Comimos, conversamos,vimos fotografías, nos pusimos al día en los chismes y diretes y celebramos la dicha de estar juntos.
Crónica del Viaje. Parte VIISocialTwist Tell-a-Friend

2 comments:

Unknown said...

Si, si... apúrate... que me desespero por leerla...

Patricia said...

Voy, voy...!