No me acuerdo lo que desayunamos…café y galleticas o algo así. Ese día por fin tendríamos el carro para pasear un poco. Pero antes La China y el Nene tenían que resolver el problema de su local para la recepción de la boda.
El carrito se lo rentamos a un particular. Era un Toyota Yaris azul, relativamente nuevo, con aire acondicionado y capacidad para cinco personas. Sufieciente para nosotros cinco, La China, Paola, El Nene, Tatiana y yo. Noten que de cinco al menos tres son llamados por sus nombretes o alias: La China, El Nene y yo…a mi me dicen la Negra en Cuba. Así me puso mi papá y así me llaman todos. Y el nombrete cariñoso viene porque mi hermana es blanquita y pelirroja y yo prieta y trigueña…aquí me he blanqueado un poco, pero allá, expuesta constantemente al sol del trópico, era un totí.
Un carro de los 50's. (al fondo el edificio donde yo vivia antes de venir)
El Club Amanecer (antiguo Johnny 88) El primer club que yo fui en mi vida...escapá, claro.
La decoradora también se llama Patricia. Con la China y yo, ya eramos tres. Recuerdo que ese dia, por la mañana, ella llamó por teléfono y yo contesté y la conversación entre las dos fue asi:
-Por favor con Patricia…
-Ehhh, bueno, que Patricia porque aqui hay dos…
-Oh…la que se casa…
-Oh…un momentico, ¿quién la llama?
-Patricia
-¿Si?
-No, que me llamo Patricia…igual que ella…
-Ah! E igual que yo…je je…pérate (acento balsero solo)
Le dimos la aprobación y manos a la obra con la Patricia decoradora.
Al terminar alli (ay dios…se me estan olvidando los detalles) no me acuerdo donde almorzamos o si almorzamos, pero recuerdo que fuimos a resolver otros problemas de la boda entre los que estaban conseguir los famosos pantalones para Paola que todavia no habíamos podido conseguir.
Patricia la Decoradora, extrema izquierda. Patricia La China (bueno...la más china) Paola sentada, Tatausa de pie, El Nene de espalda, y la señora que esta de pie cerca de la pared creo que era la mama de la decoradora.
Me imagino que alguna vez en mi vida habré pasado con mis padres por la calle Zanja, pero yo no me acordaba. El Barrio Chino resultó nuevo para mi, y aunque sabemos que ya no es ni la chancleta de lo que de verdad había sido , yo lo miraba todo con ojos de descubridora.
(palanquines modernos del Barrio Chino de la Habana)
Abanico a la entrada del restaurant
Al entrar al restaurant Tata quizo llamar a Lily y Tommy para que se vienieran a comer con nosotros. El Nene, La China y Pau fueron a buscarlos, mientras Tata y yo nos quedamos, pedimos unos aperitivos y conversamos un poco sobre cosas nuestras que preferíamos no compartir con nadie más.
Tantos años separadas, tantas vivencias no compartidas, tantos cuentos por hacernos. Aunque Lily estaba en el Cerro, nos pareció que llegaron pronto, porque estuvimos todo el tiempo contándonos algo que nunca había sido contado a otros.
Al llegar los muchachos con Lily y Tommy ordenamos la comida.
Ellos conocían bien el menu. Habían estado alli varias veces, pero yo tenía miedo de comer algo chino allí (se pone una fisna en la yuma) y como ya había comido pizza un par de veces, decidí irme por un plato que aquí suelo pedir mucho, porque me encanta: Canelones.
El Tommy
Este restaurant, aunque es chino, tienen una cocina bastante amplia que incluye pastas, pizza, comida cubana (congri y esas cosas) y por supuesto, la comida china.
Casi todos pidieron pizza excepto la China y yo. Ella pidió un especial que era como un combo, Pollito no se que, con arroz frito y no se que más. Y yo pedí los Canelones.
Recomendación: Si alguna vez van al Barrio Chino, nunca pidan Canelones, joder, a mi na’más se me ocurre. Me comí un par de pedacitos y me cayó de la patada. Pero bueno…la pasé muy bien con la compañía.
Los famosos Canelones
A la hora de irnos había que dar dos viajes porque no cabíamos todos en el carro.
Los muchachos se fueron primero y las chicas de la segunda edad y media nos quedamos para después.
Hablando de esto y lo otro, surgió el tema del conocimiento de Anolan sobre los diagnósticos médicos y la nomenclatura farmacológica, lo que a Lily le dio tremenda risa también. Cabe destacar que cuando Lily se ríe no hay quien se resista. Ella tiene una carcajada pegajosa que te engancha y no hay como parar aquello. Hacía mucho tiempo que yo no me reía tanto, tan alto, con tantas ganas y tan seguido.
El Nene regresó con la Chinita a buscarnos a Lily, Tata y a mi. Para entonces los jóvenes estaban un poco agotados, pero nosotras estabamos ilusionadas con la idea de quitarle el carro al Nene e irnos por ahí con Lily manejando.
Como no sabíamos bien qué queríamos hacer, le pedimos que nos llevara a casa de Maritza. El Nene no ofreció resistencia cuando le pedimos que nos dejara el carro por el resto de la noche, total, ya ellos no iban a hacer nada mas. Eran como las once.Lily fue a llevarlos a ellos para la casa y Tata y yo subimos al apartamento de Maritza, en el Vedado. Marinsa…como le dice la viejita de abajo, se puso muy contenta con la visita. Ella y su hijo Andy estaban en la casa tranquilos, mirando la televisión. Al llegar nosotros animamos la noche con el cuento de Anolan y las medicinas y en eso a Tata, que estaba muy ocurrente ese día, se le ocurrió que podríamos llamar a mi sobrino Roly, al que aun no habíamos podido ver, para ver si quería que lo fueramos a buscar.
Roly y su esposa Merche, que desde que llegaron había salido poco porque querían pasar el mayor tiempo possible con el Viejo Rolando, acogieron la idea de la salidita sorpresa con mucho placer. Así que Marinsa se cambió la bata de casa por un atuendo más apropiado y salimos las tres disparadas para la Vívora, Lily al timón, of course, para recoger a Roly y Merche.
Continuará….(pronto, I promise)
3 comments:
Como con los anteriores, una hemorragia de recuerdos... ¡el Acapulco!... ¡el Johnny! (en los bajos de casa de abuela Paquita)... en fín, que sigo apremiandote para que continúes el relato...
Cine Acapulco; platicanos mas, por favor...
Que más quieres que te cuente?
Saludos por México
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