Pues, llegamos a casa de Roly. Aquella casa estaba igualita que como la dejé de ver hace más de 40 años. Allí se quedó viviendo mi cuñado después que mi hermana y él se divorciaron. Yo nunca había vuelto a esa casa despues de la ruptura de ellos. Hasta el asilo de ancianos que había al lado sigue ahí, con sus sillones en el portal, meciéndose solos por la brisa cálida de la noche. (Honestamente, eso de los sillones no se si es un recuerdo de antes o una ilusión de ahora).
AL llegar le pitamos suavemente a Roly para que bajara. Eran ya pasadas las 12, pero nadie se molestó por el pitazo, ni porque nos estacionáramos en el cuchillo de la calle.
Bajaron todos. Roly, Merche, el viejo Rolando y su nueva esposa, que ya no es tan nueva pues llevan juntos mas de 3o años. Yo no la recordaba a ella pero igual me dio alegría verla. Y más alegría aun me dio abrazar a mi cuñado Rolando al que hacía mas de 28 años que no veía y del cual siempre guardé en mejor recuerdo.
A mi Negro Roly (el otro negro de la familia) lo había visto unos meses atrás en Tennessee, donde nos reunimos para visitar a mi hermana Chavela, así que luego de abrazar a Rolando y conversar un poco, partimos toda aquella "juventud" dentro del Yaris...apelotonados pero felices.
¿A dónde vamos? Pues por ahí, comenzamos pasando por la casa donde vivió mi abuelita chiquita, con mis tíos y primos y primos segundos. Encontré que las calles de Santo Suarez están muy maltratadas. Grandes huecos en el pavimento, no sé como los carros no se destartalan de pasar por ahí.... Eso no es nada nuevo, pero yo ya no me acordaba.
Después seguimos por ahí sin rumbo cierto, riéndonos y contando el cuento de Anolan y sus medicinas, que hasta el momento seguía estando en el hit parade. Como en nuestra edad a todo el mundo le duele algo, era fácil que saltara a colación alguna medicina y ahí mismo volviamos a las carcajadas.
Antes, La Habana me parecía muy grande y muy lejos de Santo Suarez al Vedado, o del Vedado a Miramar, o de la Miramar a Santo Suarez...pero ahora, en aquel carrito, Lili recorría en nada cualquier distancia y como yo quería pasar por Barlovento, lugar que recordaba haber visitado con mi papá, mi hermana y Roly, de muy pequeña, para allá fuimos aunque era muy tarde y no teníamos esperanza de poder ver nada.
En el camino a Barlovento, que ahora se llama La Marina Hemingway, estaba nada más y nada menos la casa de Anolan.
-No es por aquí por donde vive Anolan? - pregunté sin poder creer aun que mi dicha fuera tanta. Yo soñaba secretamente con el momento en que Tata, Lili, Maritza y ahora Roly y Merche, también en el potaje, pudieran comprobar de primera mano, lo que yo les había contado sobre Anolan y su capacidad de nombrar medicinas con nombres largos, raros y de difícil pronunciación, además de las enfermedades para las cuales eran recetadas y las partes del cuerpo que sufrían semejantes enfermedades. Además, Anolan había estado esperando a Roly el domingo hasta las mil y quinientas y se había quedado con las ganas de verlo y yo sabía que aunque era pasada la media noche, ella iba a agradecer la visita.
-Si, dijo Lili...por aqui es...
-Pues dale...vamos para allá...
-¿Tan tarde?
-Si. Si está dormida la despertamos...A ella la va a encantar. - dije yo segura, supersegura de lo que estaba diciendo...no conoceré yo a mi Culero (que así le decimos cariñosamente porque se mandaba su culero santiaguero)
Y para alla fuimos.
El apartamentico de Anolan me pareció lo mas bonito del mundo. Era de noche y yo nunca había ido a esa casita porque era producto de no se cuantas permutas que ella había hecho. Pero ella se ha esmerado en arreglarla y además de que es una construcción bonita de por si, con árboles en la acera, una escalera de caracol al frente(un poco peligrosa para mi desequilibrado equilibrio pero preciosa) y de la forma que ella la tiene pintadita y ordenada resultaba realmente agradable.
Nosotros llegamos ya con una risotada como si hubiésemos bebido algo. Parecíamos un grupo de adolescentes haciendo maldades en la Habana (adolescentes porque nos duele todo). Subimos las escaleras de caracol con mucha precaución y tiramos la puerta abajo, porque ella estaba acostada en su cuarto, mirando la tv, pero medio dormida ya y no nos oía.
Por fin abrió y la felicidad que expresó su rostro valía la pena todo el viaje. Yo también estaba feliz, por ella y por mi, je je, porque sabía que en cuanto ella mencionara una medicina, aquello se iba a ir abajo.
Primero los saludos, yo mirando todas las fotos que ella tenía en su mesita de la sala, sus hijos, sus nietos, todos lejos de ella, excepto el varón que esta allá, miles de recuerdos invadiéndome y el cafecito acostumbrado que se toma en cualqueier casa de Cuba, aunque sea de ese con sabor a chícharo, pero nadie deja de ofrecerte un café.
El cafecito de Anolan estaba muy rico. Todo el mundo fumaba. Hasta yo, que no fumo, en La Habana fumé, joder...tenía ganas. Pues luego del café nos sentamos a conversar...ella acaparó al Negro porque tenía muchas ganas de verlo y todo el mundo tomó posición para el espectáculo que sabíamos que se iba a desarrollar.
Yo saqué mi cámara y la puse en video mode. Comencé a tomar un video de la conversación de ellos y de todos como si fuera para tener un recuerdo. Lo era en realidad...pero además era también con la intención de no perder el feliz momento en que mi amiga Anolan, que ahora hablaba entretenidamente con Roly de sus nietos, de sus hijos, la bobería, el tururú tarará, desviara la conversación hacia la medicina.
Al verme sacar la cámara ya Lili, que estaba frente a mi, al lado de Roly, estaba aguantando la risa. Tata conversaba con Merche en el sofá, a mi costado, Anolan y Roly frente a mi y Maritza llamando por teléfono a Andy para que supiera que nos ibamos a demorar un poco.
Anolan y Roly seguían su animada plática. Y yo filmaba, nerviosa, antipando el momento, todas mis antenas en función de captar la primera señal del lanzamiento triunfal de una palabra médica impronunciable.
Señoras y Señores, tengo la dicha de presentar a ustedes este video que atesoro, porque captó la ensencia de todo este fabuloso viaje, el encuentro familiar, los amigos, los recuerdos que nos atan, la alegría de vernos y la dicha de compartir estos momentos únicos e irrepetibles.
Suban el volumen a todo lo que da para que puedan escuchar el momento en que ella suelta la palabra. Pero si no, en cuanto empieza el ataque de risa...ahí fue.
Con ustedes
Nos despedimos entre abrazos, besos y risas y seguimos rumbo. La noche era joven...que dichosa la noche, y nosotros pensabamos sacarle el kilo.
Al bajar por la escalerita de caracol, escuche a Tata entre risotadas, dar el saludo de despedida...
-Bueno...ya sabes...cuídate el esternocledomastoideo!
Continuará...
4 comments:
Contra Patri, que manera de reirme, que risas mas contagiosas, sobre todo la de Roly y la cara de perpleja de Anolan como diciendo y esta gente de que se ríe? No sé como no se te cayo la cámara. Existe la risoterapia, dicen que es muy buena.
Chao, mañana parto, ya sabes
Lourdes (Lulu)
Se me olvidó decirte: viste los gallos vegetales que pintó el Gentleman? los colocó en el Blog.
Un beso
Lourdes
No tienes idea como gozamos eso flaca...Por eso queria compartirlo con ustedes tambien..
Fui a ver los gallos. Me encantaron.
QUe todo salga bien, estaremos al tanto.
Sigo "fan" de este Blog y de este relato... más...más...
Un beso.
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