Dolly convalesciente
El sábado después de dejar a mi hija en su trabajo, regrese a la casa, saqué para el patio a Belly y a Rolly y me lleve a Dolly para el veterinario.
Por fin me entraron. Aun tuve que esperar un rato mas hasta que el médico se desocupara de su paciente anterior, cuya dueña no paraba de hablar.
Al fin entró Gomara, que así se llama el médico y es el veterinario de mis perros por más de 10 años. Me saludó y me preguntó qué le pasaba a la perrita. Le dije que no sabía lo que había pasado, pero que me parecía que tenía un diente partido por un hueso que yo le había dado. El, con mucha habilidad, le agarró la boca y la abró delante de mi.
Oh my god! –Fue su exclamación. – Tiene la quijada partida.
Las piernas me temblaron. Se me apretó el corazón, se me llenaron los ojos de lágrimas.
Belly! Tiene que haber sido Belly.
Rápidamente el médico ordeno a uno de sus asistentes que le pusiera una inyección para dormirla y poderla examinar bien. En un segundo la perra cayó inerme. Me sorprendió la rapidez
Tomaron a la Dolly y la llevaron para el cuarto de atrás. Gomara llamo al otro medico de su oficina para que le diera su opinión. Yo permanecí sentada, llorando desconsoladamente y culpándome sin cesar por no haberme dado cuenta de lo que estaba pasando a tiempo. En ese momento empecé a atar todos los cabos. Últimamente Dolly se escondía de Belly. Ya no quería jugar, tenia miedo. Pero Belly no dejaba de perseguirla y yo veía aquello y seguía pensando que Belly no le iba a hacer daño. Me dolía el corazón de pensar que Dolly habia estado un dia y medio sufriendo ese dolor horrible. Todavia se me estruja, todavía lloro, todavía quiero entrarme a palos.
Unos minutos después Gomara salio y me dijo:
-Voy a serte franco.
Me paralicé. Pensé que iba a decirme que había que ponerla a dormir porque eso no tenia arreglo.
-Tiene la madibula partida en tres pedazos. Si la llevas a un ortopedico te la van a curar muy bien, pero te va a costar entre 2000 y 3000 dolares. Yo no soy ortopedico pero puedo operarla y tengo los alambres necesarios para arreglarle su mandibula y la diferencia de costo es sustancial.
Yo estaba muy aliviada de que no fuera lo que pensé al momento.
-Cuanto me cobras tu?- le dije
-Doscientos ochenta.
-Dale. Yo se que tu se lo vas a hacer muy bien.
El se fue de inmediato para el cuartito y en ese momento comenzó la operación.
Yo me quedé llorando en el cuarto de examinación, pero a la vez aliviada porque hubiese una solución.
De pronto me entró temblor de nuevo. La Rolly estaba en el patio de la casa sola con Belly. Ay Dios mío! Que no me le vaya a hacer nada. Acto seguido llame al dueño de Belly. Le dije lo que había pasado y que necesitaba que se llevaran a Belly porque yo no podía llevar la perra convaleciente para la casa estando la troglodita allí. El comprendió enseguida. Yo le dije que no había nadie ahora en casa pero que en cuanto yo llegara lo llamaba.
Al rato el médico salió y me dijo que había salido muy bien. Que me fuera para la casa y regresara a las cinco a buscarla y luego él me daba todas las explicaciones y las medicinas para la convalecencia.
Me fui corriendo a casa pensando en Rolly. El médico me dijo que eso tenía que haber sido un golpe y fuerte. Nada de huesitos. Le conté que tenía una perra grande en la casa y que seguro ella la había atacado o algo. Me dijo que si la perra pesaba más de 50 libras no debía estar con las pequeñas. Imagínate…Belly 50 libras! Si casi pesa lo mismo que yo. Dios mío! Que peligro tan grande para mis dos perritas!
LA MARCHA DE BELLY.
CONTINUACION
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